De un antojo a un imperio: Roberto Petersen vende pizzas para hornear que conquistan Hong Kong
El famoso chef y Mateo transformaron su costumbre dominical familiar en una nueva empresa. Sueñan con llevar sus pizzas y empanadas no solo a Europa e Israel, sino también a todo Latinoamérica. ¿Crees que lograrán su sueño?
Tl;dr
- El ritual de pizza familiar de los Petersen se convirtió en un negocio.
- Roberto y Mateo Petersen desarrollaron una pizza congelada de alta calidad.
- El negocio creció durante la pandemia, expandiéndose a nivel nacional e internacional.
- La familia Petersen valora la calidad, el trabajo artesanal y los precios justos.
De la tradición familiar a la expansión global
Cada domingo, Roberto Petersen encendía el horno de barro de su casa y comenzaba un ritual familiar. Sus hijos, especialmente Mateo, se unían a él para preparar una cena con la pizza italiana como protagonista. Esta costumbre se ha convertido en un negocio próspero que ha llegado a Estados Unidos y Hong Kong.
El inicio de la aventura empresarial
A pesar de llevar un apellido danés, los Petersen tienen un fuerte vínculo con Italia. “Siempre fui un maniático de la pizza”, confesó Roberto. La idea de vender sus pizzas napolitanas para hornear nació de la necesidad de aprovechar las sobras. En 2018, comenzaron a desarrollar su proyecto Pizza Zen en un rincón del depósito de catering de Roberto. “Tardamos seis meses en tener la receta justa para la pizza congelada”, explicaron los Petersen.
El crecimiento de Pizza Zen
Al principio, Mateo y Roberto se encargaban de todo, desde la preparación hasta la entrega de las pizzas. Sin embargo, durante la pandemia, el negocio creció exponencialmente, obligándolos a cambiar de cocina y a contratar a más empleados. Ahora, distribuyen a más de 350 puntos de venta en todo el país, y han expandido su negocio a nivel internacional.
Exportación y expansión internacional
La decisión de exportar sus productos fue una sorpresa para Roberto, pero una certeza para Mateo. Comenzó como una manera de proporcionar a los argentinos en Estados Unidos un recuerdo de casa, pero se expandió a otros mercados, incluso Hong Kong. “Ahora tenemos pedidos de pizzas y empanadas a Paraguay, Uruguay, Chile, Israel e Inglaterra”, dijeron los Petersen.
Para los Petersen, el secreto del éxito es la calidad de sus productos y un precio honesto. Trabajan directamente con productores de harina orgánica, queso, tomate y sal, lo que les permite ofrecer un precio justo y mantener altos estándares de calidad. “Nunca dejamos de pensar y trabajar en nuevos sabores”, afirmó Mateo.
Opinión editorial
La historia de los Petersen es un inspirador ejemplo de cómo una tradición familiar puede convertirse en un floreciente emprendimiento. A través de su pasión por la pizza, han logrado crear un producto de alta calidad que ha ganado reconocimiento tanto a nivel nacional como internacional. Sin embargo, más allá del éxito comercial, lo que realmente resalta es su compromiso con la calidad, el trabajo artesanal y la equidad. En un mundo cada vez más globalizado, el caso de los Petersen nos recuerda que las empresas pueden prosperar manteniendo sus raíces y valores intactos.