El primer amor según la ciencia: ¿Por qué es tan difícil de olvidar?
Expertos de varias universidades desglosan la complejidad que el enamoramiento inicial provoca en nuestro cerebro y cuerpo. ¿Te has preguntado alguna vez qué sucede en tu organismo cuando te enamoras por primera vez?
Tl;dr
- El primer amor es imposible de olvidar, según la ciencia.
- El cerebro segrega dopamina y activa la memoria al enamorarse.
- El sistema límbico, encargado de las emociones, graba el primer amor.
- El primer amor modifica y cambia nuestra forma de actuar.
El primer amor y la ciencia
La ciencia ha encontrado que el primer amor es imposible de olvidar. Esta afirmación respaldada por investigaciones de la especialista en neurociencia Cristina Aguillón Solís, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y la antropóloga Helen Fisher de la Universidad de Rutgers, Nueva Jersey.
El papel de la dopamina y la memoria
El enamoramiento provoca una cascada de reacciones en el cerebro. Según la investigación del Ayala Malach Pines, de Ben Gurion, Israel, cuando las mujeres se enamoran, comienzan a segregar dopamina, una sustancia que activa parte del cerebro vinculada con la memoria y la rememoración.
El sistema límbico y el primer amor
El sistema límbico, la parte del cerebro encargada de nuestras emociones, juega un papel primordial en este proceso. Aguillón Solís explica que “en la parte más profunda de nuestro cerebro encontramos el sistema límbico, que se encarga de nuestras emociones y es donde también nace el amor. Al enamorarnos por primera vez, esa sensación placentera queda grabada en el hipocampo.” No solo queda grabada la sensación de enamoramiento, sino también los lugares, lo vivido, la nostalgia.
La transformación del primer amor
El primer amor es una experiencia que nos transforma. Aguillón Solís añade que “ese amor nos modifica y cambia la forma en la que actuamos”. Independientemente de si fue una experiencia placentera o llena de situaciones negativas, siempre deja un aprendizaje.
Opinión editorial
El primer amor, esa etapa de la vida llena de intensidad y descubrimiento, no solo nos marca emocionalmente, sino que también deja una huella indiscutible en nuestra biología. Esta investigación nos recuerda que nuestras experiencias amorosas son, en esencia, una danza entre lo emocional y lo físico, lo consciente y lo inconsciente. Un recordatorio de que el amor, en todas sus formas, es una parte fundamental de la experiencia humana.