Los Caballeros de la Quema regresan a un Obras agotado
Tras un cuarto de siglo, la banda de Castelar volvió a deleitar a su público en La Catedral del Rock, ofreciendo un espectáculo sólido con sus clásicos y éxitos, enloqueciendo a las 5,000 personas que agotaron las entradas. ¿Qué nos deparará su próximo concierto?
Tl;dr
- El concierto de Iván Noble comienza con “Huelga de Princesas”.
- Juega con la nostalgia y se refiere a la “vieja guardia”.
- Ataca al gobierno y recuerda el gol de Maradona.
- El concierto concluye con promesa de reencuentro.
Una noche de nostalgia y protesta
Desde el momento en que las luces se apagaron y el clásico tango “Volver” comenzó a sonar, el público sabía que estaba en un concierto de Iván Noble. El primer tema, “Huelga de Princesas”, preparó a la audiencia para una noche de música y nostalgia. Iván Noble, conocido por su energía en el escenario, dio la bienvenida a su público con su característico saludo: “Buenas noches monada”.
Un viaje por el tiempo
Noble siguió con “Todos Atrás y Dios de 9”, incluyendo un guiño a Duki, el artista del momento. En un punto, preguntó a la audiencia quién los había visto en Arpegios, un local de música de los 90. La banda siguió buceando en la nostalgia con canciones como “Malvenido” y “Jodido Noviembre”, y un popurrí de rarezas como “Similaun”, “Domingo Muerto” y “Con el Agua en los Pies”.
Un espejo de la sociedad
“Ni siquiera la venden, ahora la rifan”, dijo Noble, haciendo referencia al grito del público de “La Patria no se vende”. Este comentario fue una clara muestra de la postura del artista contra el gobierno. Más tarde, el cantante pidió a la audiencia que recordara lo que estaban haciendo hace 38 años mientras se mostraba el gol de Maradona a los ingleses en la pantalla.
El final de un recital inolvidable
El concierto concluyó con los clásicos “Celofán” y “Mientras Haya Luces de Bar”, y los éxitos “Avanti Morocha” y “Oxidado”. La banda se despidió del público prometiendo volverse a ver pronto. Una mención especial merece “El Nene” Cavo, el baterista, que a pesar de un esguince en el pie izquierdo, tocó con una bota ortopédica y recibió una de las ovaciones más fuertes de la noche.
Opinión editorial
El concierto de Iván Noble fue más que un simple recital, fue un viaje emocional por el pasado, un reflejo del presente y una promesa de futuro. Fue una noche que recordó a los asistentes que la música es más que sonidos, es un vínculo que une a las personas a través del tiempo y el espacio. Y aunque cada concierto tiene un final, la música de Noble, como nuestro recuerdo de esa noche, seguirá viva en nosotros.